EDUCACIÓN Y REEDUCACIÓN
¿Sabes qué diferencia hay entre educación y reeducación?
Debemos ser conscientes de la educación en los niños y niñas y jóvenes de hoy, de su gran repercusión en su personalidad y futuro, para evitar que el día de mañana tenga que intervenir la reeducación (prevención terciaria) en la delincuencia adulta.
La familia y la escuela, como agentes sociales primarios, deben implicarse tanto en la enseñanza de contenidos reglados como en la educación en valores. Las reformas legales que se han ido creando con el tiempo apuntan a la toma de conciencia de las diferencias que hay entre unos individuos y otros para tratar de adaptar las enseñanzas a las necesidades específicas de cada uno, así como la integración entre alumnos de diferentes culturas, clases sociales y otras características.
Ello no debe suponer discriminación por desigualdades, sino aceptar las diferencias de cada persona (culturales, biológicas, psicológicas), de tal manera que no se trate a todo el mundo por igual en el tipo de enseñanza, puesto que no todas son idénticas y unas necesitarán unos medios educativos y otras, los adecuados a sus necesidades especiales. Es decir, no se puede utilizar la misma metodología educativa con un niño sordo, por ejemplo, que con otro sin esa discapacidad, así como no es coherente premiar al inteligente y menospreciar al rebelde que vive en una situación familiar problemática, entre otros casos, ni exigir lo mismo a quien ha nacido en un ambiente favorable que al que nadie le ha enseñado.
Es importante la presencia de psicólogos que actúen en colegios cuando se identifiquen problemas en los alumnos, clases comunes obligatorias donde se expliquen los derechos fundamentales de las personas, la igualdad entre hombres y mujeres, la diferencia entre género y sexo, el respeto y la no discriminación, la afectividad sexual en condiciones de igualdad. Además de fomentar la empatía, las habilidades sociales, ofreciendo información sobre la salud, psicología, normas y sanciones, uso adecuado de internet y nuevas tecnologías, el acoso escolar y a través de redes sociales, etc. No olvidemos que la educación de hoy es la clave, entre otras cosas, para evitar las posteriores conductas desviadas.
Esto ocurre también en los Establecimientos Penitenciarios y en los Servicios de Gestión de Penas y Medidas Alternativas, donde el tratamiento y los programas que se aplican a los condenados por incumplir las leyes penales, no puede ser igual para todos, sino que tiene que ser adaptado a las circunstancias individuales de la persona condenada.
Por lo tanto, si esta prevención primaria que ofrece la familia y la escuela, sin olvidar la prevención secundaria de otros agentes de socialización como la religión, las amistades, etc, no hubiese sido suficiente, entraría en juego la prevención terciaria: la reeducación a través del tratamiento penitenciario, esencial en la reinserción social de los penados y privados de libertad, combinado con el régimen de vida adecuado. Así se deriva de nuestra Constitución Española y legislación penitenciaria. Recordemos que en la mayoría de los casos el delito no deriva de un solo factor, sino que es multifactorial.
Sigamos mejorando la política social, educativa, criminal y económica.
"Eduquemos a los niños y niñas y no nos preocuparemos por los adultos".