LO QUE ME ENSEÑARON LAS ARTES MARCIALES
Las artes marciales son prácticas regladas con la función de defensa y lucha cuerpo a cuerpo mediante la técnica. Lo que las diferencia de las peleas violentas es su organización en técnicas y tácticas, la filosofía de vida o código de conducta y tradiciones establecidas. Antiguamente se llamaban también artes militares. Hoy en día se han convertido en modalidades deportivas.
El Taekwondo es un arte marcial que estuvo presente en mi vida durante trece años y que abandoné al llegar al último grado para poder centrarme en los estudios y otro tipo de deporte. Es un metodología de combate que se originó en Corea como deporte de exhibición y desde 1998 como olímpico, además de disciplina deportiva.
Destaca por su variedad de técnicas de patada, basándose también en técnicas de puños y manos del kárate japonés, desplazamientos, poomsaes, bloqueos y uniformes. Los cinturones del traje con el que se practica, que equivalen a grados o niveles de evolución (destreza física y desarrollo personal), van desde el blanco hasta el negro. Tae significa técnica de pie o puño, Kwon técnica de los brazos, y Do significa camino espiritual.
Esta disciplina en la que me introduje desde los siete años en el colegio (mis padres quisieron canalizar de alguna manera mi energía) y posteriormente en una escuela de Taekwondo, federándome para competir, hizo que el deporte se convirtiera en un estilo de vida y, que de otra manera, seguramente mi vida o mi personalidad hubiera sido diferente. Y esto les ocurre a quiénes han sido o son deportistas.
Al principio empezó como una serie de juegos, una actividad extraescolar donde hacer deporte era beneficioso y conocías a más gente. Luego se fue transformando en un deporte técnico y de combate donde los entrenamientos físicos suponían la mitad del tiempo empleado y, por tanto, la importancia y dureza muchas veces de los mimos. De hecho, el Crossfit me recuerda en algunos ejercicios a ese entrenamiento previo.
Ello, unido a las personas que iba conociendo, experiencias, viajes, competiciones, la disciplina y superación personal que implica, hizo que aprendiera una serie de valores y aspectos que siempre aplico o intento aplicar a todas las facetas de mi vida:
1. Constancia y esfuerzo: Conseguir un objetivo requiere esforzarse, no rendirse y tener claro que lo vas a lograr.
2. Disciplina y superación personal.
3. Desarrollo físico y vida sana.
4. Concentración y motivación por lo que haces.
5. Compañerismo y respeto.
6. Sacrificio y responsabilidad.
7. Desarrollo del equilibrio y control de reflejos.
8. Canalización de la fuerza y flexibilidad.
Los beneficios que suponen este tipo de deportes son muchos
A veces puede conllevar algún tipo de lesión, como en cualquier deporte. Pero las ventajas, además de interiorizar los valores mencionados, son la mejora de la salud física y mental, el entrenamiento en equipo, la superación individual, la motivación personal, la tolerancia al dolor, la igualdad, el aprendizaje en defensa personal y las experiencias vividas.
Fue una parte de mi vida importante, compatible en mi caso con los estudios, vida social y familiar, pero que requiere tiempo y constancia. Y cuando dejó de ser compatible al 100%, me desvié de ese camino sin olvidar lo que aprendí, y sin abandonar el deporte para pasar a centrarme más en otras cosas.
A día de hoy aún sueño de vez en cuando con ello, con la descarga física que aliviaba el estrés del día. Y no olvidaré todos los buenos momentos que pasé con todos mis compañeros/as, las aventuras que vivimos, los viajes, excursiones, intercambios, los campeonatos y exhibiciones, las camisetas empapadas de esfuerzo. Los combates, las carreras exteriores con el peto, las quedadas a la salida, los nervios de los exámenes de cinturones, los veranos de entrenamientos extras, la música a todo volumen, los moratones, los marujeos, etc.
Cuando estuve opositando a un Cuerpo del subgrupo A1 del Estado, pensé que si no aprobaba en la segunda convocatoria podría dar clases de defensa personal femenina hasta que consiguiera aprobar. Así que eché curriculum en varios gimnasios por si acaso... Finalmente aprobé y, al cabo de un tiempo, me llamaron de un gimnasio para que trabajara con ellos, así que lo rechacé.
Siempre he pensado que sería muy bueno que en los colegios se enseñara defensa personal a todas las mujeres.
De aquella etapa me llevo buenas amistades y mucha felicidad (aunque también decepciones). Y ahora, visto desde el tiempo y la distancia, saco la conclusión que el deporte y haber crecido en un ambiente de responsabilidad, fortaleza física y psíquica, si te lo tomas en serio, es de las mejores cosas que uno puede realizar.
Quienes han vivido cosas similares saben bien lo que se siente y, por ello, la importancia de intentar transmitirlo.