HISTORIA DEL TATUAJE
ORÍGENES:
Los primeros tatuajes en momias datan del año 2000 a.C. En el Antiguo Egipto, sobre todo las mujeres, se realizaban tatuajes con significados simbólicos o rituales, con carácter mágico o protector. Más tarde en América también significó protección del alma cuando se pasaba de la pubertad a la adolescencia.
En Polinesia, su significado pasó de ornamentación a distinción jerárquica. Las técnicas evolucionaron durante miles de años hasta perfeccionarse con motivos geométricos. Los maoríes los utilizaban para sus batallas.
Sin embargo, en otras culturas tenían un significado negativo, como en Grecia o Roma donde se utilizaban para distinguir a los criminales, o en Japón donde se tatuaba en los brazos como marca de la vergüenza, lo que llevó a que algunos comenzaran a tapárselos con otros tatuajes mitológicos, surgiendo así la mafia Yakuza con casi todo el cuerpo tatuado.
Ya en Occidente, el uso del tatuaje se introdujo por vía marítima a través de las expediciones que realizaron Colón y el Capitán James Cook en Polinesia, aprendiendo de diferentes tribus. Estos marineros en su regreso, abrieron estudios de tatuajes y así se fue desarrollando la técnica hasta que se hicieron más populares. O´Reilly inventó la máquina de tatuar y junto con otros, convirtieron esta práctica en una profesión.
En Alemania los nazis utilizaron esta técnica como forma de marcar a los prisioneros en campos de concentración. Y a partir del siglo XX, el tatuaje fue evolucionando e incorporándose en todos los sectores sociales, cuyas connotaciones negativas han ido desapareciendo, salvo en algunos aspectos para determinadas profesiones y en función del contexto cultural.
TÉCNICAS Y ESTILOS:
Hoy en día podemos encontrarnos con verdaderos/as artistas que crean belleza y arte en el cuerpo humano, aunque no todo el mundo ve en esto un arte. Las técnicas e instrumentos utilizados actualmente difieren mucho de los empleados tiempo atrás. No es lo mismo un tatuaje profesional que los realizados por ejemplo en ambientes carcelarios o sin cumplir con las normas de sanidad e higiene.
En cuanto a la duración, existen los tatuajes permanentes, los semipermanentes y los temporales, en función de la tinta y método. Lo ideal es que cada varios años se repasen para que no pierdan forma o color. Los permanentes son posibles eliminarlos en su totalidad con metodología láser y los cuidados adecuados, aunque suele ser más costoso que realizarlo.
Actualmente existen menos prejuicios que antes respecto a las personas que eligen adornar su piel con algún tatuaje o darle un significado especial, sin distinciones en cuanto a estatus, cultura o género. Podemos observar que los muestran personas políticas, artistas, deportistas, altos cargos, profesionales de la salud, de la hostelería, etc, sin que por ello deba implicar un obstáculo a la hora de trabajar o de ser tratado correctamente, siempre y cuando no interfiera de forma negativa con sus funciones concretas.
Cada persona es libre de decidir, pero si se decide realizar un tatuaje, lo ideal es considerar estos aspectos importantes para no arrepentirte en el futuro:
- Tener la edad mínima exigida y en caso contrario contar con la autorización de la persona adulta correspondiente.
- Tener muy claro lo que se quiere tatuar y el por qué. Que la idea concreta perdure durante un tiempo prolongado y no sea una decisión impulsiva, pasajera o consecuencia de un reacción emocional. Hablarlo con personas que puedan aportar puntos de vista diferentes y similares a los tuyos.
- Elegir bien la zona corporal donde se va a realizar. Es recomendable un sitio que no sea siempre visible para no llegar a arrepentirse o cansarse de dibujo.
- Elegir bien el profesional y el local. Asegurarse de que cumplen las normas de higiene y sanitarias.
- Considerar los inconvenientes que podrían llegar a darse en un futuro en el ámbito profesional y/o personal en su caso.
- Informarse bien sobre ello puesto que supone una agresión a la piel.
Actualmente quizás nos pueda parecer raro y poco habitual ver a personas ancianas con tatuajes, pero el día de mañana cuando las generaciones actuales crezcan, nos parecerá normal ver a muchas personas muy mayores con ellos. A parte de la evolución que tendrá la técnica y material empleado, no cabe descartar la posibilidad de que quizás, con los avances de la ciencia en el futuro, la piel llegue a estar en mejores condiciones y el envejecimiento pueda llegar a ser mucho más lento o, quien sabe, hasta conseguir paralizarlo.