AL BORDE DEL ABISMO
Hace tres años supe lo que es estar al borde de la posibilidad de morir. Entonces te vuelves más prudente, valoras más las cosas y piensas más en ti.
Doy gracias a que no vuelvo a estar ahora en un Hospital, por culpa de la Covid-19. Soy muy prudente. Sobre todo porque valoro la vida. Y eso deberíamos hacerlo todos(as). Nunca sabes en qué momento puedes estar andando por el borde de un abismo. En serio, no somos inmunes.
Ni se te ocurra bajar la guardia.
Hoy echo la vista atrás. Y es que el día de Reyes del 2018 tuve dos accidentes de tráfico por culpa de una gran nevada. Mi perro y yo. Perdí el coche, pero tuvimos la suerte de no perder la vida. Tuve graves lesiones de las cuales pude recuperarme gracias a mi esfuerzo por salir adelante y del apoyo que recibí. Hoy sólo tengo de recuerdo una cicatriz en la rodilla y unas costillas deformadas (que sólo yo noto). Aún se me acelera el corazón inconscientemente cuando conduzco, pero no dejo de hacerlo. ¿La vida me mandaba quizás un mensaje, o fue casual?
En su día decidí escribir el relato de ese doble accidente para no olvidar nunca lo que es importante. No sólo porque tenga adicción por escribir y me guste contar cosas que puedan ayudar a otros, sino porque quería que no quedara en el olvido o sólo en mi memoria. Porque en esa historia aparecieron personajes importantes y que no sé quienes son, que posiblemente me salvaron la vida, por unos segundos, y que quizás si algún día leen el relato, puedan saber lo que hicieron por mi. Es una forma de agradecer, también a los que sí conozco, la ayuda que recibí y de recordarme a mí misma que siempre debo disfrutar del presente.
No dejemos que el tiempo pase sin decir a esas personas que son especiales lo que significan para nosotros(as), sin que aprovechemos los días en hacer lo que realmente queremos hacer, en no malgastar energía en cosas innecesarias o en enfadarnos por orgullo.
No perdamos el tiempo en mirar al pasado cuando se puede construir un nuevo presente, un futuro mejor. Valoremos lo que tenemos, las cosas y las personas que nos hacen bien. No hagamos daño a nadie.
Hoy, tres años después, tengo claro cuál fue el error de aquellos accidentes. Era muy impaciente y no muy consciente de algunos riesgos de la vida, como la meteorología durante un viaje (y eso que me considero bastante responsable). Y por supuesto que aprendí, aunque no fue de manera inmediata, sino progresiva con el tiempo. Ahora soy mucho más paciente, menos impulsiva y más comprensiva. Y me he dado cuenta de que eso también me lo ha dado esta pandemia.
Sí, por desgracia, esta situación que hemos vivido me ha hecho evolucionar, me ha ayudado a conocerme más, a darme cuenta de cosas de las que no era plenamente consciente antes y a seguir luchando por mis sueños. Aún así, estoy bastante contenta con lo que tengo en mi vida.
Y eso deberíamos hacer todos(as). Usar la resiliencia para fortalecernos, independientemente de las circunstancias. Al fin y al cabo, eso es sobrevivir.
Este es el relato de aquel fatídico 6 de enero de 2018: EL DÍA QUE VOLVÍ A NACER
Feliz Día de Reyes y Reinas Magas.