VARIAS VIDAS
Si me paro a pensar y echo una mirada hacia atrás, me doy cuenta de todo lo que he vivido y me queda por vivir. Ya no me siento la misma persona que era tiempo atrás. Quizás en la esencia sí, pero en muchas otras cosas no. Y solo espero que sea para mejor. ¿Te ha sucedido algo así?
Siento que he vivido varias vidas, varias etapas tan diferentes entre sí que incluso algunas me cuesta recordarlas. Hay personas o acontecimientos que te marcan un antes y un después, que te obligan a cambiar de ruta o de forma de pensar. Éxitos y fracasos que te hacen autoexaminarte y examinar a otros. A veces nosotros enseñamos lecciones a otros, y otras veces es al contrario.
He partido de cero muchas veces, he vivido muchos finales y nuevos inicios. He vivido en diferentes ciudades, casas, contextos, áreas de trabajo, he conocido variedad de grupos de personas. He cambiado de ideas, de sentimientos, de perspectivas.
A veces ha sido bueno, otras veces no tanto, pero al final siempre me ha llevado a una conclusión: soy el resultado de todo ello, todo lo que me ha llevado a crecer, a veces rápido otras veces lento. Unas veces dando pasos hacia atrás y otras cogiendo carrerilla para coger impulso hacia adelante.
La vida nos pone en el camino aquello que necesitamos para intentar mejorar. Otra cosa es que no nos demos cuenta en el momento, o no queramos verlo, pero tarde o temprano volverá a suceder.
En alguna época despertadaba por la mañana y por unos segundos, no sabía dónde me encontraba, en qué casa, en qué ciudad. Incluso alguna vez me ha despertado el sonido de un teléfono sin saber muy bien, en ese estado de semiinconsciencia, si se trataba del teléfono de la casa, del móvil propio o el del trabajo. Me levanto despelujada, miro la hora y vuelvo a la realidad.
En algunos sueños aparece el pasado, en otros un posible futuro o un presente distorsionado. De vez en cuando esas pesadillas de turno, que me intentan decir algo y que trato de analizar siempre que puedo. Y luego están los sueños maravillosos, en los que desearías no despertar jamás. Así es la vida, hay días buenos y días malos. Días en los que sólo quieres estar sola, y otros en los que sólo piensas en determinadas personas o cosas que hacer.
La vida da muchas vueltas, todo es impredecible
Aunque también es cierto que he intuido muchas cosas que iban a ocurrir, más pronto o más tarde. Quizás los pensamientos tienen un poder más allá del que nos han inculcado. Aunque el control de nuestra mente es a veces difícil de controlar como seres humanos que somos, merece la pena entrenarla.
No pienso en el futuro, no imagino en función de si hago o no dejo de hacer algo, porque sé que la vida te puede dar increíbles sorpresas para bien o para mal, que puedes visualizar metas pero no tendrás ni idea de qué caminos te conducirán a ellas o si cambiarás las mismas por otras en mitad del proceso. Lo único que uno debe hacer es tener fe en que las cosas irán bien, creer en uno/a mismo/a y confiar en que viviendo el presente de la mejor manera posible y valorando lo que se tiene actualmente, es la única forma de sembrar lo necesario.
Estamos constantemente recogiendo frutos de semillas pasadas
Si no te gusta lo que tienes, se puede cambiar, al menos la perspectiva. Si no te sientes a gusto con lo que estás viviendo tendrás que luchar por modificarlo, pero jamás con pensamientos derrotistas, ni haciendo daño a otros, pues ese dolor acabará por volver a ti de alguna u otra forma. Somos energía, así de sencillo. Basta con dejarse fluir, no resistirse a las circunstancias y dejar que el tiempo haga su trabajo. Pero claro, habiendo hecho lo mejor que hayamos podido hacer sin esperar que las cosas caigan del cielo milagrosamente.
A veces he sentido estar en ambientes en los que no me identificaba en absoluto, incluso me he movido en entornos en los que culturalmente ha predominado el género masculino, donde llegas a sentir que tienes que esforzarte el doble por el solo hecho de ser mujer, oír cosas anacrónicas, ver hechos injustos.
Y a veces sigue ocurriendo, y hay que seguir peleando
Me he adaptado a muchos cambios, me he caído y levantado muchas veces. He pasado del amor al odio, del miedo a la valentía, del rencor al perdón, del aburrimiento al agotamiento. Y seguramente seguiré viviendo más cambios, pero también sé que serán necesarios.