HOMBRES Y MUJERES: ¿Somos diferentes?
Sabemos que los hombres y las mujeres somos diferentes biológicamente cuando hablamos de sexo masculino y femenino. Por lo general, los hombres tienen un nivel de testosterona mucho mayor que las mujeres y, en ellas, las hormonas determinantes son la progesterona y los estrógenos. Estas hormonas muchas veces marcan la diferencia de comportamientos....pero no siempre.
La evolución del ser humano con el paso de millones de años ha ido determinando la genética de cada uno de los sexos, que se va moldeando en algunos aspectos a lo largo del tiempo con los cambios en la sociedad y en la cultura, de generación en generación y a través del estilo de vida y condiciones medioambientales.
La evolución del ser humano con el paso de millones de años ha ido determinando la genética de cada uno de los sexos, que se va moldeando en algunos aspectos a lo largo del tiempo con los cambios en la sociedad y en la cultura, de generación en generación y a través del estilo de vida y condiciones medioambientales.
No obstante, con la educación hay cosas que se pueden modificar, pues muchas de las diferencias entre hombres y mujeres son fruto de roles de género culturalmente asignados o emociones y habilidades sociales aprendidas desde pequeños. El cerebro humano va evolucionando, somos animales racionales (unos más y otros menos).
Veamos algunas diferencias y similitudes, al margen de que también existen personas que se sienten de un género u otro (masculino o femenino), independientemente del sexo biológico.
Por ejemplo, sabemos que, en general, los hombres están dotados de mayor fuerza y tamaño que las mujeres, suelen tener mejor capacidad para la orientación espacial y son más propensos a la violencia que ellas. Pero estos dos últimos aspectos vienen determinados por el repetido rol y educación asignada al hombre y su desarrollo interpersonal histórico. Las mujeres por ejemplo, son más emocionales, tienen mejor capacidad para el lenguaje e identifican la comunicación no verbal mucho mejor que los hombres. Pero todo ello resulta así hoy en día por la educación recibida desde tiempos muy lejanos. Con lo que con la educación y referentes adecuados, hay hombres con estas habilidades sociales desarrolladas. De hecho, la sensibilidad masculina es un valor muy valorado por la gran mayoría de las mujeres hoy en día.
En resumen, las hormonas y la fisiología nos hacen diferentes en apariencia y en algunos aspectos en manera de comportarnos. Pero salvo determinados trastornos o enfermedades mentales, es también la educación, la socialización, los referentes, a la que estemos expuestos en la infancia y adolescencia y las experiencias vividas, las que nos permiten desarrollar nuestro cerebro y moldear nuestra personalidad de una forma u otra. Lo que vayamos aprendiendo, interiorizando, practicando y experimentado, junto con la genética que tengamos y el contexto ambiental, determinará nuestra forma de pensar, sentir y actuar.
Veamos algunas consideraciones al respecto:
Los hombres son igual de válidos que las mujeres para realizar tareas del hogar y cuidado de familiares.
Afortunadamente en este aspecto hemos evolucionado bastante con los años, siempre y cuando hayamos recibido una educación basada en la igualdad y en el respeto, en la corresponsabilidad y en la empatía. Tanto el hombre como la mujer deben repartirse las labores domésticas en función de sus circunstancias profesionales y personales, pero no por razón de sexo.
No olvidemos que los hijos e hijas aprenderán lo que ven, oyen y viven en su familia desde su infancia (aunque también pueden cuestionarse por sí mismos/as las cosas, observar a su alrededor y considerar si lo que ven es justo o no).
Las mujeres también deben ejercitar sus músculos por razones de salud.
Aunque con el paso de los años cada vez hay más mujeres en el mundo del deporte, sigue habiendo una mayoría que se decanta sólo por el ejercicio aeróbico. Está demostrado y se aconseja que se debe acompañar el ejercicio de fuerza, anaeróbico, porque aporta protección a los huesos, mayor fuerza útil en cualquier circunstancia de la vida, disminuye las probabilidades de lesiones futuras, mejora el aspecto físico, mejora el estado de los músculos, mantiene a los órganos internos en su sitio, aumenta la capacidad metabólica de quema de grasa, etc. Las mujeres no tienen el nivel de testosterona que tienen los hombres, por tanto, aunque fortalezcan sus músculos no llegarán a tener el aspecto físico masculino (salvo que se hormonen). Tanto los hombres como las mujeres deben cuidar su salud.
Las mujeres también pueden hacer tareas de bricolaje, conducir bien y desempeñar altos cargos en el mundo laboral.
Si una mujer aprende y toma interés en tareas que culturalmente han sido realizadas sólo por los hombres (y estos no ponen obstáculos), las podrá hacer perfectamente y se sentirá mejor consigo misma. Lo mismo a la inversa, como ejercer plenamente la paternidad.
Por ejemplo, si una mujer quiere colgar un cuadro o arreglar algo, no debe pedírselo a un hombre por el hecho de ser hombre si puede hacerlo ella, porque por esa razón él podría decir que ella le planche la ropa o le ponga una lavadora, ¿es absurdo, verdad? Otra cosa es pedir ayuda si algo pesa mucho o se necesitan cuatro manos, pero para las cosas simples basta con aprender y practicar, tanto ellos como ellas.
El mundo del automóvil también ha estado tradicionalmente ligado al sexo masculino, pero hoy en día la mayoría de las mujeres conducen y, aunque ellos tengan mejor sentido de la orientación por lo general por el desarrollo evolutivo del cerebro según algunos estudios, no significa que ellas conduzcan peor, puesto que los datos evidencian por ejemplo, que los delitos contra la seguridad vial son cometidos en su gran mayoría por hombres.
Y respecto al mundo laboral, aún queda por avanzar. Cada vez hay más mujeres en puestos que tradicionalmente son ocupados por hombres, como los puestos directivos. Ellas están igual de capacitadas para liderar empresas, países y desarrollar de manera eficaz puestos de responsabilidad. Pero por desgracia existen aún personas que son reticentes a pensar diferente porque se han quedado anclados en una visión antigua de los roles de mujeres y hombres, o porque tienen miedo a perder ese poder asignado tradicionalmente al sexo masculino, cuando lo ideal es formar equipos con ambos sexos ya que nos complementamos mucho mejor juntos que por separado.
Es cierto que para determinados puestos de trabajo, por la propia naturaleza de los mismos como en los que se exige mucha fuerza física, suelen ser ocupados por hombres, ya que biológicamente son más fuertes en general que las mujeres. Pero no siempre es así.
El cuidado personal de un hombre está igual de bien que el de una mujer.
Las mujeres se depilan, se acicalan, se tiñen el pelo, etc. Los hombres ahora también lo hacen, cuidan su cuerpo, utilizan cremas... No es una cuestión de sexo femenino o masculino, sino de las costumbres y valores asignados culturalmente a cada sexo. Hay que respetar a quien lo hace y a quien no, lo importante es la higiene y la salud. Aunque aún hay hombres que consideran estos cuidados como "mariconadas" (adjetivo absurdo, pues no tiene ningún sentido considerar algo malo el cuidarse y menos aún para relacionarlo con la homosexualidad), muchas mujeres y hombres preferimos a aquellos que se cuidan, pero sin llegar a obsesionarse. Es una cuestión de higiene y de salud, además de autoestima. Si por ejemplo la mujer lo hace por su propia salud, por seguir gustando a su pareja y a sí misma, ¿por qué no lo iba a hacer por los mismos motivos un hombre?
Algo que me planteo muchas veces es por qué hay hombres que consideran normal que las mujeres nos tiñamos el pelo cuando nos salen canas, pero en cambio consideran que teñirse ellos sea algo impensable, como si fuera algo malo. No teñirse es algo respetable tanto en mujeres como en hombres. Ahora bien, salvo que les den igual las canas, estoy segura que muchos hombres no se sentirían igual de atraídos por mujeres si se dejaran las canas igual que ellos. Pues a la inversa pasa lo mismo, pero muchas veces parece que las mujeres se tienen que cuidar más que ellos para gustarlos.
La mujer no siempre piensa ni actúa igual que un hombre.
No podemos empeñarnos en entender al cien por cien al sexo opuesto pensando desde nuestro propio cerebro. En algunas cosas nos comportamos inevitablemente de manera diferente.
Por ejemplo, se dice que los hombres no suelen captar las indirectas, les cuesta más expresar sus emociones o lo hacen de manera diferente y se "meten en su cueva" para resolver sus conflictos. Algo diferente en la mujer, que necesita comunicarse más y es capaz de centrarse en varias cosas a la vez con mayor intensidad. Esto por suerte o por desgracia, es simplemente consecuencia de la educación que se ha dado tradicionalmente a los hombres en evitar expresar sus emociones, algo equivocado y contraproducente tanto para su propia salud como para tener unas relaciones interpersonales sanas. Las habilidades sociales se aprenden y se pueden desarrollar, tanto para unos como para otros.
En definitiva, lo importante es que tengamos claro que aunque tengamos formas de pensar y actuar diferentes en algunos aspectos, ya se ha demostrado científicamente (cosa que antaño no se sabía) que el cerebro es plástico y que se pueden generar nuevas conexiones neuronales y que por tanto, las personas pueden moldear sus conductas y forma de percibir las cosas. Todo dependerá de la cultura, educación y sociedad en la que nos desarrollemos, y que todas las personas deben respetarse por igual independientemente del sexo o género.