CONFORMISMO O AMBICIÓN
¿Debemos conformarnos con lo que tenemos o somos? ¿O debemos tener la ambición de ser mejores y tener una vida mejor?
Conformismo, según el diccionario de la lengua española, es la "práctica de quien fácilmente se adapta a cualquier circunstancia de carácter público o privado", y conformarse es "darse por satisfecho con algo". Conformarse implica aceptar voluntariamente algo que se considera insuficiente o no satisface completamente un deseo, ilusión o necesidad. Se puede entender como resignarse, es decir, "conformarse con las adversidades".
Las personas que son conformistas aceptan las situaciones, las personas y las circunstancias de su vida aunque no les satisfagan totalmente porque creen que no es posible que pueda darse un cambio, que se produzca una mejora o que logren progresar. Suelen ser personas que no aspiran o no se atreven a alcanzar sus verdaderos deseos, que no se ven capaces de tener algo mejor o llegar a ser mejores, en base a sus creencias limitantes, a sus propios patrones de pensamiento conformistas, o para adaptarse a las normas sociales comúnmente aceptadas en su entorno, por miedo al que dirán o por la presión social. No son personas proactivas, sino reactivas, realizan lo estrictamente necesario y renuncian a determinadas circunstancias o vivencias por creer que tener ambición por algo mejor es negativo. Han sido educadas directa o indirectamente para no salirse de la zona de confort porque creen que ir más allá es peligroso.
Cuando conformarse con una determinada situación nos lleva a la felicidad y nos va a evitar más sufrimiento que bienestar, no es algo malo. No siempre se puede lograr tener algo mejor o llegar a ser mejor en algún aspecto, obviamente, y cuando se puede, hay que poner en una balanza todas las cosas buenas que nos aportaría la nueva situación y los aspectos negativos que podría implicar.
Pero cuando nos conformamos en aquellos casos en que podríamos llegar a ser más felices a medio y largo plazo, a ser mejores personas, a tener situaciones más favorables... aunque implique un sacrificio inicial, supone resignarse a la mediocridad, a no crecer ni superarnos en distintas áreas vitales, a no ofrecernos una vida mejor cuando puede depender de nosotros. Es desperdiciar la vida por el temor a no conseguirlo o a que salga mal.
Nunca debemos conformarnos con aquello que consideramos insuficiente o que realmente no deseamos, hay que luchar por conseguir aquello que consideramos merecer. Y cuando no nos creemos merecedores de algo, hay detrás un problema de autoestima o de pensamientos limitantes que ha de resolverse. No nos podemos conformar con aquello que no nos llena, que no nos hace ser mejores, que no nos hace crecer como personas. No hay que conformarse con ser menos cuando puedes ser más si no implica hacer daño innecesario a otras personas.
Conformarse no tiene que ver con valorar o no valorar lo que tenemos y somos. Se puede valorar algo pero no conformarse si realmente no es lo que en nuestro interior realmente anhelamos, si no nos llena, si no nos sentimos realizados o si creemos que podemos hacer mucho más. Si se dan situaciones en las que se ha intentado dar lo mejor de nosotros mismos y no se ha conseguido lo que queríamos o soñábamos, si seguir luchando por ello nos causa ya más sufrimiento que ilusión, entonces sí podremos conformarnos con no seguir intentándolo, pues quizás ese camino ya nos ha enseñado lo que tenía que enseñarnos para poder enfocarnos en otras metas.
Conformarse con determinadas circunstancias, cosas o personas por miedo a no conseguir algo mejor, por infravalorase o por creer que se fracasará, es ponerse límites que impedirán la felicidad plena, impedirán salir de la zona de confort y tendrá consecuencias negativas a largo plazo en diferentes aspectos de la vida. El conformismo está estrechamente ligado con la baja autoestima, el nivel de autoexigencia e interés, así como con el tipo de educación y vivencias experimentadas desde la infancia. Conformarse implica renunciar a lo mejor que nos puede ofrecer la vida.
Por otra parte, ambición significa, según la RAE, "deseo ardiente de conseguir algo, especialmente poder, riquezas, dignidades o fama" y también " cosa que se desea con vehemencia". La ambición no tiene que tener una connotación negativa. La ambición puede ser buena si lo que se desea conseguir es algo que nos ayude a desarrollarnos personal o profesionalmente, a superar nuestros miedos y carencias, a mejorar nuestros defectos, a conseguir más poder si eso ayudará a otras personas, a conseguir algo o alguien que anhelamos si no va a suponer destrozar nuestra vida ni es un mero capricho. Ser ambicioso no es algo malo si la intención es buena, si no implica avaricia, egoísmo u obsesión, si no supone traspasar límites legales y valores propios. La ambición se vuelve dañina cuando sólo se piensa en uno mismo sin valorar lo que se tiene, poniendo en peligro muchas cosas de nuestra vida.
Cada persona sabe en su interior lo que realmente le hace feliz, lo que realmente desea y lo que estaría dispuesto a renunciar. Y es que muchas veces hay que renunciar a ciertas cosas, personas o situaciones para conseguir otras mejores que nos van a llevar a una vida más plena, o para no perder aquello que realmente es importante para nosotros. Y aquí es importante distinguir el placer inmediato de la felicidad a largo plazo. Esta no es lo mismo que conformarse o elegir lo fácil, algo que no nos supone esfuerzo y que puede darnos una recompensa inmediata. Hay veces que elegir el camino más fácil o cómodo, es elegir la vida menos plena y satisfactoria.
No podemos aspirar a menos de lo que nos merecemos por miedos que no queremos resolver, por inseguridades que preferimos no admitir, o porque nos han metido en la cabeza que arriesgarse es algo malo y que hay que conformarse con lo que se tiene aunque no sea lo que más nos gustaría en el fondo. Debemos fortalecer nuestras capacidades y superar nuestras barreras internas.
No podemos conformarnos con un trabajo que no nos hace felices, con una relación personal que ni nos llena o nos hace sufrir, con una situación que no es coherente con nuestros valores, con una amistad que no nos valora, con un estilo de vida que nos resta salud, con un ambiente que nos absorbe la energía...
En una vida que solo vamos a vivir una vez, no tener la ambición de ser mejores, de superarnos y de tener una vida mejor en base a nuestros valores, circunstancias y aspiraciones legítimas, cuando puede depender de nuestros pensamientos y creencias, es uno de los errores más grandes que una persona puede cometer; el no valorarse lo suficiente renunciando a la vida que soñamos.
Nunca te conformes con menos de lo que te mereces.