¿EL CRECIMIENTO PERSONAL IMPLICA DOLOR?
El crecimiento o desarrollo personal no siempre es agradable a corto plazo, a veces duele, pero es necesario para medio y largo plazo.
Hay quienes llegan a un proceso de crecimiento interno cuando tocan fondo, bien porque experimentan una pérdida, bien porque cumplen una condena por un delito cometido o lo que viven o trabajan a consecuencia de aquella, o bien porque tienen un problema de salud.
Hay más razones por las que alguien puede cambiar a mejor, también se puede evolucionar con experiencias buenas, o por observar las situaciones ajenas que sirven para aprender. Pero muchos éxitos se logran tras haber vivido fracasos.
El fracaso o el error forma parte del futuro éxito o recompensa
Las personas suelen cambiar cuando les sucede algo que les marca de alguna manera y les hace replantearse las cosas. La cuestión crucial es que ese cambio sea para mejor, y no para volverse peor persona o sentirse peor aún. Otras, cambian sin necesidad de llegar a sufrir, las más inteligentes quizás, o por disponer de los recursos o apoyos adecuados.
Sin embargo, otras personas, a pesar de los fracasos o decepciones, no son capaces de crecer. La mayoría lo hacen cuando experimentan algún tipo de dolor, por eso no hay que tener miedo a este, porque en esos casos es necesario para lograr una vida mejor siempre que se se desarrolle la resiliencia, la capacidad de fortalecerse y crecer como consecuencia de un evento, y la autocrítica, evaluar qué parte del error o fracaso (oportunidad para mejorar) es responsabilidad nuestra.
A veces, llega un momento en que la persona que atraviesa un proceso de desarrollo personal real, siente que deja de identificarse con aspectos de su personalidad del pasado o tiene otra perspectiva sobre circunstancias pasadas, porque ha trabajado aquellos, porque se ha conocido de verdad, porque ha decidido pulirse.
Ante las dificultades solo hay dos opciones: o bien decides aprovecharlas para crecer y sacar los aspectos positivos que encierran, o bien te conviertes en una peor versión de ti mismo, anclado en obstáculos, en el sufrimiento y negando todo tipo de cambio interno.
Las circunstancias cambian cuando decidimos cambiar. A veces duele, pero es algo que es necesario transitar, la única solución para convertirte en alguien mejor y que tu situación mejore, y ello conlleva que muchas veces la situación de quienes te rodean también mejoren.
Hay quienes no se atreven a enfrentarse a sí mismos por la incomodidad que supone, por el viaje que tendrían que hacer al pasado, o por vergüenza u orgullo de no querer aceptar algo de sí mismos o de su historia familiar o personal. Hay quienes reaccionan ante una crítica o un error con el silencio y la distancia, con una actitud defensiva, sin ser capaces de pedir perdón o de intentar buscar una solución, porque no les han enseñado herramientas para gestionarlo de una forma correcta, o porque les produce más dolor asumir que hay cosas que deben transformar, y por tanto reconocer que se habían equivocado en formas de pensar y actuar.
No olvidemos, por otra parte, que quienes padecen de un psicopatía les resulta imposible, por su estructura cerebral, conectar las emociones con los pensamientos, y por tanto, no pueden sentir empatía, remordimientos ni emociones profundas. No son personas enfermas, sino con un específico trastorno de personalidad.
Y es que todo ello implica un consumo de energía psíquica y emocional que puede suponer mucho dolor. Pero se equivocan, porque al final, invertir en autoconocerse y entender los procesos internos supondrá una liberación.
Llegar a asumir todo eso supone darse cuenta de otras muchas cosas, y no todo el mundo tiene la suficiente valentía o capacidad de abrir su caja de pandora. Hay quienes la abren a tiempo, hay quienes piden ayuda profesional para abrirla sin que se rompa, hay quienes la abren cuando apenas les quedan años de vida, y hay quienes nunca llegan a abrirla...
Enfrentarnos a nuestros miedos, a nuestros defectos, a nuestros patrones de pensamiento tóxicos, a nuestras heridas, a nuestro autosabotaje, a las críticas ajenas... es esencial. Es más fácil culpar a los demás o a las circunstancias externas para no enfrentarse a uno mismo y asumir nuestra parte de culpa. Es menos doloroso convencerse de que el error está ahí fuera, y no dentro. Es más fácil, pero es taparse los ojos y la consecuencia es hacerse daño a sí mismo o hacer daño alrededor.
Vivir en una mentira o en una burbuja por temor al dolor, vivir sin atreverse a mirar hacia nuestro interior libre de ego... no es fácil muchas veces, pero es necesario, sobre todo si queremos que la especie humana evolucione, si queremos dejar un mundo mejor con menos conflictos, y sobre todo, si queremos tener una vida plena y feliz, sin hacer daño a los demás ni a uno mismo. Pero tampoco asumamos culpas que no nos correspondan.
La coherencia interna, la paz interior, la integridad, la humildad y la superación personal conducirán también a una mejor salud, porque la mente está estrechamente ligada a la salud física.
El ego es el peor enemigo del ser humano
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